~ Dos veranos (2022) de Tom Lenaerts y Brecht Van Hoenacker.
~ En Netflix.
1992 y 2022. Dos veranos. Un agitado grupete de veinteañeros con plata se reúnen en una apacible casona de campo con pileta. Son cinco varones y tres mujeres. Treinta años después, el reencuentro tiene lugar en una paradisíaca isla, en donde el matrimonio más pudiente tiene otra linda casita...
Todos muy lindos, muy perfectos y europeos. Pulcros, compañeros, respetuosos, moralistas... Pero en esa perfección se esconde una porosidad ineludible: en aquella primera reunión de fin de semana, en los cálidos 90, dos de los más viriles muchachotes abusan sexualmente y violan a una de sus amigas. Al otro día, ella no se acuerda de nada. El momento queda registrado en video, y censurado pero latente en la cabeza de los protagonistas, que -confiados en sus privilegios- deciden ocultar el episodio. La premisa de esta serie belga es cautivante, con un atrapante esplendor visual y vínculos humanos tensados por una ilusoria perfección moral basada en la hipocresía y las apariencias de la clase media-alta. Luego, a medida que esa moral interna empieza a decomponerse cuando sale a la luz el riesgo de la revelación del penumbroso secreto, se desmorona también cierta lógica causal en la serie. Algunos personajes pierden peso y verosímil, y hay momentos románticos y melodramáticos que francamente aburren, pero en general se hace justicia a esa idea disparadora inicial y nos quedamos pensando... Qué hay detrás de la moral corrompida de las clases altas de la sociedad, hasta qué punto este tipo de ciudadanos perfectos puede sostener su preciado ideal de la perfección. Cuántas violencias y crímenes silenciados se acontecen en el propio círculo íntimo de la familia y de la amistad...
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