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Foto del escritorJuan Velis

Small Axe: Mangrove, la coexistencia con el prejuicio

Steve McQueen (Hunger, 12 años de esclavitud) expone un seguimiento meticuloso del proceso de persecución policial por racismo que sufrió en los años 70 el grupo de activistas conocido como Mangrove Nine (los nueve de Mangrove). La película lleva como título el nombre del restaurante que los personajes frecuentan (situado en Notting Hill, Londres) y donde llevan a cabo sus reuniones y el posterior motín, que desencadena un álgido juicio con las autoridades locales.


La lectura del multipremiado cineasta británico se centra en capturar la cotidianeidad de estos sometidos personajes: una rutina cargada de irrupciones y acosos sistemáticos por parte de la policía local, fruto del prejuicio racial característico de aquellos años.

Sinopsis

Recrea la llamada “Marcha de los Manglares” de 1970 y el posterior juicio al que fueron sometidos nueve activistas, arrestados injustamente tras protestar junto a cientos de manifestantes contra la violencia ejercida por la policía metropolitana sobre la comunidad negra en Notting Hill.

Entre los juzgados estaban Altheia Jones-LeCointe, del movimiento de las Panteras Negras británicas, Darcus Howe y Frank Crichlow, dueño del icónico restaurante The Mangrove (El Mangrove), donde se originó la represión policial y el foco de las protestas. (Movistar)

Desprecio racial y resistencia

En cierta forma, ese modo de registrar la realidad atosigante que atraviesa la comunidad del Mangrove, resignifica lo que McQueen nos ofrece: una captura transparente de esa coexistencia con el prejuicio, de esa convivencia diaria con el desprecio racial. Y cómo a pesar de ello, la población afrocaribeña busca resistir y vivir en armonía.

La mirada del director se centra en ellos y no tanto en los antagonistas (el inescrupuloso Pulley, interpretado por Sam Spruell, y sus secuaces), porque realmente no hace falta extremar esos polos opuestos ni evidenciar sus diferencias ideológicas. El conflicto y el posicionamiento crítico de denuncia consciente por parte del realizador londinense están claros de entrada, por el contexto en que se sitúa su relato y por la referencia explícita con la que titula esta serie antológica (Small Axe: canción de Bob Marley que alude a la unión entre las minorías afrodescendientes).




La herencia del racismo británico

Mangrove es una película que se extiende durante dos horas (aspecto que puede resultar llamativo, tratándose de un formato de producción presuntamente televisivo), donde el ritmo es constante y la trama no agobia. La razón subyace en el rasgo distintivo que señalamos: en gran parte del film, McQueen ubica en primer plano el fervor festivo y familiar, propio de ese contexto de resistencia que representa el local de Frank (Shaun Parkes).

En vez de quebrar el punto de vista predominante en él, y así explorar el costado más impúdico de la autoridad policial, McQueen decide mantenernos dentro de esa cálida atmósfera familiar. Las escenas de violencia y hostigamiento existen, y se exhiben con crudeza, pero no son más significativas que los momentos de comunión y resistencia en Mangrove.


Todo esto se torna más significativo cuando, como espectadores, nos vemos forzados a asumir cierta ignorancia respecto al tema central que la película propone. Y no hablamos precisamente del racismo como problemática social genérica, sino a la discriminación racial específicamente situada en el contexto británico.

¿Cuál es la declaración que McQueen impone con esta primera entrega, de manera indirecta? Que la herencia colonial del imperio británico también ha generado y extremado este tipo de injusticias sociales, y que estamos acostumbrados cinematográficamente a presenciar los vestigios aún latentes del racismo en Estados Unidos, pero muy escasamente en Inglaterra y otros horizontes. Algo tan simple como reconocer esta realidad histórica, merece la pena ser subrayado.

Una reflexión necesaria sobre 'Small Axe: El Mangrove'

Si hay un momento en el que el film puede llegar a estancarse, es cuando el procedimiento del juicio se vuelve un tanto repetitivo. Sin embargo, el tiempo fílmico de este pasaje tiene sus oportunas interrupciones, con escenas cargadas de dramatismo que sirven más que como mera transición de espera a ese incierto veredicto final por parte del jurado.

Uno de estos momentos de transición se produce cuando la esperanzada Altheia (Letitia Wright), principal referente del grupo activista Panteras Negras, conversa con una devastada Barbara (Rochenda Sandall) y, en medio del llanto, estallan en carcajadas cuando la primera afirma que “deben confiar en el sistema de justicia británico”. En esa burla implícita, que resguarda el más profundo rencor, se puede leer el veredicto de Steve McQueen como ciudadano inglés: la intención es hacer justicia, pero… ¿qué se puede esperar de la justicia?

La reflexión es más que bienvenida para los tiempos que corren, y por eso Mangrove representa un atrapante relato inmersivo, íntimo y emotivo acerca de aquellas problemáticas que, infortunadamente, se siguen repitiendo en la actualidad.


Publicado originalmente en Cinemagavia (España).

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