~ "Stromboli, Terra di Dio" (1950) de Roberto Rossellini.
~ En cualquier lado.
"Estimado señor: vi sus películas Ciudad abierta y Paisà, que me gustaron muchísimo. Si necesita a una actriz sueca que habla muy bien inglés, que no ha olvidado su alemán, que no es muy comprensible en francés y que en italiano sólo sabe decir 'ti amo', estoy lista para ir a hacer una película con usted".
Así decía la carta que Ingrid Bergman le envió al ya consagrado realizador italiano, quien posteriormente la convocó para su próxima obra maestra, emblema del neorrealismo. ¿La vieron? La escena que expresa el frame de la publicación es maravillosamente excepcional.
Rossellini parte desde una realidad inmediata, porque Bergman no sólo es la cara visible de ese desconcierto y agobio ante lo ajeno y lo desconocido personificado en la mujer recién casada que expone la narrativa del film, sino que la actriz proviene de un mundo que es fuertemente disímil al que vemos en pantalla (el starsystem hollywoodense), no sólo desde un plano diegético.
Obra maestria digna de ver y rever.
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